Presidente del Congreso SIDI 2023
¿Dónde nació? ¿Cuándo se trasladó a España?
Nací en Bogotá Colombia, en el seno de una familia integrada por mi padre abogado, economista e industrial y mi madre, ama de casa como era la usanza en aquel tiempo. Fuimos cuatro hijos, un hermano mayor y dos hermanas pequeñas junto con quienes crecí rodeado de cariño en la casa materna y las fincas campestres de la familia disfrutando de la vida en los dos ambientes. Hice la carrera de medicina en la Pontificia Universidad Javeriana y luego la especialización durante 4 años en radiología e imágenes diagnósticas en la Universidad del Rosario. Me trasladé a España a principios de 1997 con el propósito de hacer el fellow en el Hospital Nuestra Señora del Pino en Las Palmas de Gran Canaria, con el Prof. Dr. Manuel Maynar y su equipo. Estuve dos años y cuatro meses allí, fue un tiempo muy especial.
¿Cómo fueron esos primeros años en Canarias? ¿Se sintió bien acogido?
Llegué a Las Palmas con permiso de estudiante. Al comienzo me llamó la atención la soledad de las tardes y noches, viniendo de la cálida vida familiar. Mientras la vida de la gente de la unidad comenzaba al final de su jornada de trabajo y se iban felices a casa, mi vida se apagaba por la soledad. Afortunadamente, con un poco de tiempo eso cambió. Me sentí muy bien acogido y recuerdo con especial gratitud la acogida por parte de Manolo Maynar, Elías Gorriz y María Dolores Pardo desde los primeros días. Ellos y los demás adjuntos de la unidad siempre fueron muy amables, me enseñaron con gentileza e interés los procedimientos y compartimos grandes momentos durante los años que estuve allí. Tengo muchas anécdotas que podría compartir.
¿Alguna persona o doctor fue su valedor allí en España? ¿Cuales son los mejores recuerdos de esos primeros años? ¿Y los peores?
Claro que sí, con gratitud comento que mi mentor es Manolo Maynar con quien desde 1995 tenemos una sólida relación de amistad, académica, trabajo e incluso puedo decir que casi paternal en algunos momentos muy duros durante mi periplo por España. Muchas personas han sido significativas para mí en España, la lista es por fortuna larga y debo agradecer, por el significado que han tenido en mi vida, a José María Rius, Antoni Segarra, José Martín Carreira, a mi compañera Mercedes Pérez y a mi gran amigo y consejero Enric Oller. ¡Muchas gracias a todos, amigos! Los mejores recuerdos de España son sin duda humanos, son la solidaridad de todos con los extranjeros que llegábamos a aprender, la calidez de los canariones con nosotros, las tardes de trabajo con José Carreira seguidas de aquellas reuniones en El Mesón Condado y muchísimos gratos recuerdos que llevo en el corazón. Los peores recuerdos son de cuando tuve la peritonitis en Las Palmas que casi me gana la partida durante 23 días de ingreso hospitalario y bajé 23 kilos. Aquello me hizo reflexionar acerca de volver de nuevo a casa.
Tuvo la fortuna de formarse en un centro de gran prestigio en Intervencionismo. ¿Cómo eran esos doctores? ¿Fueron años fructíferos para usted?
Sin duda, fue una gran oportunidad formarme en una Unidad de Radiología Vascular e Intervencionista de referencia en España y Europa. ¡Su prestigio y fama llegaba hasta Bogotá! Aquellos dos años largos fueros muy enriquecedores no solamente en el aspecto académico sino también para la vida y las relaciones interpersonales, allí conocí a mucha gente del ámbito de la RI con quienes forjamos una amistad que dura hasta estos días. Fueron años de gran provecho para el crecimiento en la especialidad y para la vida.
"Espero ver a muchos amigos en Bogotá en el SIDI 2023, que se sientan en casa y sea un gran evento".
¿Qué razones le obligaron a cambiar de ubicación?
A mediados de 1999, estando ingresado por la peritonitis, le dije a Manolo Maynar que luego de ese episodio pensaba regresar a Bogotá, ante lo cual me comentó que tenía una posición para trabajar juntos y si me podría interesar trabajar los dos en el Hospital General de Catalunya, en Barcelona. Consideré que era una buena oportunidad de continuar la andadura en RI trabajando con aquel entonces mi profesor, hoy mi mentor, y disfrutar de la especialidad que nos apasiona tanto a quienes la ejercemos. Unos días después, al salir del ingreso hospitalario, fui a conocer el lugar y tomé la decisión de mudarme a Sant Cugat del Vallés cerca del Hospital General de Catalunya, donde conocí gente maravillosa con quien aún tengo relación.
¿Está casado? ¿Tiene hijos?
Si, soy un ser muy afortunado porque tengo una hija ejemplar, Alejandra, que vive en Barcelona y estoy casado con la mujer más maravillosa de la vida, María Carolina Uribe, con quien tenemos un hijo sensacional que se llama Manuel Alejandro, de dos años y 8 meses. Doy infinitas gracias a Dios por ponerlos a ellos tres en mi camino.
¿Qué le decidió volver a Colombia? ¿Cómo fue su regreso? ¿Dónde trabaja actualmente?
Vine a Colombia por una cirugía de mi padre y me propusieron volver para trabajar e impulsar la especialidad en el Hospital Universitario San Ignacio (mi alma mater) y me pareció interesante el proyecto para devolver un poco lo que la tierra me ha dado y aportar lo que estuviese en mi mano. En aquel momento atravesaba un momento duro de mi vida y pensé en volver a la “tranquilidad de la manada” y a la calidez familiar. Regresé a Bogotá la última semana de noviembre de 2012 y me incorporé a trabajar el 1 de diciembre de aquel año a HUSI. El regreso fue un mar de sentimientos en todos los sentidos (algunos encontrados), puesto que dejaba a mi hija, amigos, una tierra maravillosa, mi segunda patria que llevo en el corazón, y un montón de cosas que me agradan sobremanera de España. Comencé a trabajar y el tiempo se me ha ido en un suspiro. Actualmente, trabajo cada día en el Hospital Universitario San Ignacio, la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, voy lunes y miércoles por la tarde al Hospital Universitario Mayor Mederi y los jueves al Hospital Universitario San José Infantil. Las otras dos tardes son para la vida familiar.
¿Echa en falta su tiempo pasado en España?
Claro que sí, echo mucho de menos el tiempo que viví en España; recuerdo muchas cosas y añoro otras tantas. He regresado cada vez que he podido para revivir algunos momentos y ver a mi hija Alejandra. Tengo muchísimos recuerdos de mi vida allí, todos gratos, no tengo nada negativo que decir del país, ni de su gente ni de todo lo vivido allí. De hecho sueño con vivir allí seis meses al año cuando llegue el día de mi jubilación. Lo más difícil de moverse de lugar de residencia es dejar atrás a las personas que quieres. Las personas son el más valioso y mejor haber que tenemos los seres humanos, superan cualquier cosa conocida. Sin embargo, “como bienes inmateriales”, además de ser lo más maravilloso son únicas e irremplazables y siempre te dejan algo en el alma. Por ello, con gran frecuencia recuerdo personas de allí y siento “morriña” de ellas y de aquellos tiempos. No puedo decir que lo llevo bien porque da tristeza, pero se compensa con otras vivencias, y con las personas que te rodean. Sería genial volver a ver a mucha gente conocida.
Cuéntenos un poco de su posición actual en el HUSI. ¿Qué proyectos esta desarrollando? ¿Qué espera del futuro inmediato?
En HUSI, soy el coordinador de Radiología Vascular e Intervencionista y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana. Estamos proyectando la consecución de la tercera sala de angiografía, tenemos un programa de 4 años de formación de 24 residentes de radiología y para el futuro esperamos hacer los convenios para tener un fellow formal acreditado. Estamos desarrollado algunos trabajos de investigación, tenemos la mayor base de datos de reparación de fístulas de hemodiálisis del país, deseo potenciar más la embolización prostática de la cual soy pionero en Colombia y otros procedimientos y actividades. Del futuro inmediato espero continuar por la senda que venimos, pienso que vamos bien, espero ver a muchos amigos en Bogotá en el SIDI 2023, que se sientan en casa y sea un gran evento.
"Creo en la profesionalización de la radiología vascular e intervencionista como rama de la medicina con bases, criterios y actividades con identidad propia, lo que ocurre es que no es fácil lograrlo, pero hay que luchar para avanzar en ello".
¿Se siente más radiólogo que intervencionista o es ante todo intervencionista?
Soy ante todo radiólogo vascular e intervencionista, la formación en radiología e imágenes diagnósticas fue crucial para conocer e incursionar en el campo del intervencionismo, pero ya no ejerzo la radiología diagnóstica, solamente intervencionista y me siento ante todo intervencionista. A veces digo que no tengo un trabajo sino un hobby que me da para comer.
¿Cree que la formación para ser radiólogo intervencionista es la idónea? Como conoce, en este país no hay garantías de control ni de formación en la actividad intervencionista. ¿Sería necesario un control y organización de la administración, de las sociedades?
Los campos del conocimiento médico han crecido muchísimo y en ese orden la formación para ser radiólogo intervencionista exige que podamos hablar con conocimiento profundo de la fisiopatología, anatomía, criterios de tratamiento, y técnicas con las demás especialidades y con los pacientes, “hablar de tú a tú” con los demás médicos con el debido conocimiento y aterrizar la información a los pacientes y sus familias. Esto exige el conocimiento de muchas más cosas y no solamente de las técnicas. No somos “técnicos de procedimientos” somos médicos y esto marca una gran diferencia, incluso la supervivencia de la subespecialidad. La ausencia de garantías de control, de formación y de la actividad intervencionista, en mi opinión son un gran hándicap de la especialidad. Considero que como todas las demás supespecialidades en medicina debería estar controlada y reglamentada lo cual le daría muchas más garantías a los pacientes y al medio de la calidad en la atención y la idoneidad de quienes la practican. El hecho de que el radiólogo o el médico que disponga de medios puede hacer una biopsia, un drenaje, una fibrinolisis, un endograft y los realice, en mi opinión no valida hacer los procedimientos y no comparto ese tipo de ejercicio aunque no podemos reñir con ello porque nos lloverían los enemigos, pero desde luego es mi opinión. Si bien antiguamente las especialidades nacieron de ese modo, hoy ya no es así. Hoy en día las cosas están parametrizadas, los sistemas de formación tienen programas de calidad y control de modo que los profesionales se formen adquiriendo conocimientos habilidades y destrezas que se miden y califican para saber si está preparado para realizar tal o cual intervención con las debidas garantías. Ya hay lugares del mundo donde la especialidad ya existe sin que antes haya que hacer la residencia en radiología e imágenes diagnósticas. Creo en la profesionalización de la radiología vascular e intervencionista como rama de la medicina con bases, criterios y actividades con identidad propia, lo que ocurre es que no es fácil lograrlo, pero hay que luchar para avanzar en ello.
¿Sería necesario control y organización de la administración , de las sociedades?
Pienso que claramente si, en ambos casos. La administración y las sociedades son quienes tienen la obligación de supervisar y controlar la actividad desde el individuo hasta las instituciones.
¿Cree que la radiología intervencionista se merece una especialidad independiente con un programa formativo adecuado con el ordenamiento necesario y evaluación correspondiente?
Definitivamente si. Este cambio se está dando en algunos lugares del mundo. Se conoce que ya hay programas de entrenamiento independientes de radiología, hay servicios de radiología vascular e intervencionista independientes de los servicios de radiología e imágenes desde hace muchos años. Incluso yo me formé en una unidad de radiología vascular e intervencionista independiente del servicio de rayos X. Creo que será la deriva a futuro y, posiblemente, lo mejor para la especialidad y quienes deseen abrazarla como profesión.
¿Le hace ilusión organizar el SIDI en Bogotá? ¿Que novedades congresuales tiene pensadas? ¿Espera usted mucha participación?
Sí, me hace mucha ilusión organizar SIDI 2023 en Bogotá y estamos trabajando duro en ello. Como novedades, es la primera vez que el Congreso es avalado por una universidad, la Pontificia Universidad Javeriana que se halla entre las 400 primeras universidades del mundo. Estamos tramitando que el Congreso tenga créditos de formación médica continuada (CME credits), tendremos la parte de prácticas de procedimientos guiados por ecografía, modelos ex-vivo, y biomodelos, sesiones de vídeo aprendizaje, simuladores y actividades académicas que aporten lo que los asistentes desean ver. La proximidad con CIRSE, es una lamentable coincidencia que espero no afecte que nos podamos reunir con muchos colegas españoles alrededor de nuestro congreso, ¡anímense amigos! Desafortunadamente no pudimos tener otras fechas. Por la coincidencia con CIRSE inicialmente cambié las fechas a octubre ajustándonos a la disponibilidad de espacios en la universidad con aprobación de SIDI, pero posteriormente la junta directiva de SIDI pidió volver a las fechas iniciales, y tuvimos que negociar de nuevo las fechas de septiembre. Espero que vengan muchos colegas españoles.
De los siguientes posibles valores personales que palabra le gusta cultivar mas: amistad, sinceridad, trabajo, solidaridad, fidelidad..
El valor que más aprecio es la Lealtad, pero de su lista la amistad.
"La suerte es que la RI nos reúne alrededor del mismo oficio y eso permite que nos ayudemos de manera bilateral, lo cual enriquece mucho el conocimiento y el trabajo. El nivel del intervencionista colombiano es en general excelente".
¿Tiene algún plan especial plan los próximos diez años?
Para los próximos diez años, trabajar juiciosamente, completar algunos proyectos que están en curso, dedicar tiempo a la familia y cultivar los amigos. ¿Regresar a España? Podría ser, Ubi panis ibi patria, siempre es una posibilidad porque allí me formé y comencé mi andadura en radiología vascular e intervencionista. Además, allí está mi hija y tengo un cariño especial por España, amigos, etc. ¿Quedarme para siempre en Colombia? También puede ser, es lo que vivo actualmente, tengo un buen trabajo en HUSI y me encuentro a gusto en la Universidad. También tengo aquí a mis padres. Todo dependerá de lo que depare el futuro y cómo siga este país del sagrado corazón.
Respecto al intervencionismo, ¿ve mucha diferencia entre Colombia y España?
Indudablemente existen diferencias entre España y Latinoamérica, por orígenes, por recursos, por mentalidad, etc. Sin embargo, la suerte es que la RI nos reúne alrededor del mismo oficio y eso permite que nos ayudemos de manera bilateral, lo cual enriquece mucho el conocimiento y el trabajo. El nivel del intervencionista colombiano es en general excelente. En el país se hacen todo tipo de intervenciones con medios adecuados y con personas capacitadas adecuadamente en diferentes escuelas y lugares del mundo. Considero que cada día la especialidad avanza y evoluciona de manera muy satisfactoria. Me siento satisfecho de lo que podemos ver en Colombia.
¿Qué receta daría a un joven intervencionista que empezase ahora en su país? ¿Tiene alguna receta para la RI en general?
La receta para el joven es que comience con un buen entrenamiento, haga las cosas desde el principio con adecuada formación y método aprovechando la experiencia de quienes nos han antecedido en la profesión y el apoyo del abundante material escrito disponible. Aconsejo sobremanera hacer un fellow formal, y ejercer su trabajo a conciencia con el debido respeto hacia su paciente, la profesión y con la constancia de quien ama lo que hace seguramente triunfe. Para el radiólogo intervencionista en general, formarse bien para hablar de tú a tú con los colegas clínicos, hacer consulta externa, tener privilegios de hospitalización de paciente y sus propias camas, y ante todo ejercer la profesión con ética, honestidad y transparencia esa receta siempre trae sus frutos.