Ricardo Tobio Calo es radiólogo intervencionista de toda la vida. Nacido en Galicia y viviendo en Madrid ha ejercido de “gallego” siempre. Realizó la residencia con el Dr. César Pedrosa en el Clínico de San Carlos de Madrid. Ha sido un hombre modesto y muy amigo de sus amigos. Con respecto a su formación intervencionista reconoce a los Doctores Kurt Amplatz y Willy Castañeda como sus maestros. Seguro que aprendió mucho de ellos, pero Ricardo Tobio es un autodidacta; la genética, su intuición, agudeza y habilidad le han hecho un intervencionista excepcional. Ha sido un maestro selecto. No muchos alumnos, pero los que aprendimos con él únicamente señalamos su paciencia, cariño de trato y su claridad en la explicación. Es una persona brillante, de sinapsis neuronal rápida, sin dobleces y que lleva muy mal las estupideces humanas.
Se trata de una entrevista telefonica realizada el dia 30 de agosto a las 5:30 de la tarde, con treinta minutos de retraso sobre la hora prevista. El Dr. Tobio está en su casa de Alicante pasando unos dias, como es su costumbre, disfrutando con su familia de una merecida jubilación. Aunque hace pocos días que habiamos contactado por telefono, se percibe un especial contento y cariño de dos amigos que hace mucho tiempo no habian tenido la oportunidad de hablar un rato. La entrevista la acordamos con tranquilidad y sin reloj por delante Despues de una rápida puesta al dia de nuestras vidas, le invito, para romper fuego. ¿Cuál ha sido tu vida profesional? ¿Qué recuerdos tienes de tus principios?
Nací en Santiago de Compostela, casi recien acabada la Segunda Guerra Mundial. Allí en Santiago realicé mis estudios de Medicina y es casual, pero relevante, que siendo alumno por oposición en la cátedra del Profesor Ferreiros Espinosa en la facultadad de Medicina se celebra un congreso de Radiologia en el que participó un joven brillante radiólogo de América. Ese radiólogo no era otro que el Dr. César Sanchez Pedrosa. Quedé fascinado por la magia de una nueva ciencia no practicada en España como es la RI. Todos los presntes en las conferencias del Dr. Pedrosa descubrimos que las radiografías hablaban y cuentan lo que verdaderamente le ocurre al paciente. En ese momento, el tomé firme de decisión de aprender a ser “mago” con el Dr. Pedrosa. Después de una pocas vicisitudes, fui aceptado como su residente en el Hospital General de Asturias. Desgracidamente, ese mismo año Cesar Pedrosa se trasladó al Hospital Clínico de San Carlos (HCS) en Madrid. En Oviedo quedó la estructura y la organización de Pedrosa con un buen jefe, el Dr. Juan R Jimenez, pero no fue lo mismo. Dejé la residencia de Radiologia y me embarqué en la medicina rural donde ejercí durante dos años la medicina en Páramo del Sil y Villadangos de Páramo, ambos pueblos en la provincia de León.
Guardo un hermoso recuerdo de mi estancia en esos dos publecitos perdidos en la provincia de León. Aprendí la medicina que interesa a los pacientes, así como la importancia de la relación médico-paciente y también aprendí a escuchar al paciente, manteniendo un estrecho contacto con los hombres y mujeres que han perdido la salud y que necesita del médico. En el año 1974, todavía embelesado de la magia de la radiología diagnóstica, entré como residente en el HCSC con César Pedrosa como jefe de Departamento. Allí conocí a mis amigos Juan Castelló y Pepe Cáceres.
¿Cuál es tu primer contacto con el Intervencionismo?
Mi primer contacto con el intervencionismo fue el Dr. Rafael Casanova en la sala de procedimientos especiales del HCSC donde se hacían donde se hacian, colangiografías, punciones aspirativas con aguja fina (PAAF), artrografías, laringografías, neumoperitoneografías, y pocas cosas más. Durante mi rotación había conocido al Dr. Javier Martín Santos, responsable de la radiología vascular o angiorradiología, con quien aprendí los fundamentos de la Radiología Vascular y la importancia del conjunto aguja-guia y cateter (Dr. Seldinger), que luego fue la base de casi todos los procedimientos intervencionistas.
¿Cuándo te sientes más intervencionista que radiólogo diagnóstico? ¿Cuándo te das cuenta de que el intervencionismo requier de una dedicación exclusiva?
Terminada la residencia, Juan Castelló se hizo cargo del Servicio de Radiología del Hospital de la Cruz Roja Victoria Eugenia y me llamó para trabajar con él. En el momento que tuvimos en el hospital una sala de Radiología Vascular con arco en ”C”, nos pusimos a trabajar en procedimeintos vasculares y no vasculares. Había mucho trabajo y me siento orgulloso del trabajo que realizamos. Comenzamos a recibir pacientes de muchos sitios de Madrid y de España. El Jefe del Departamento fue determinante, nunca trabajó en Intervencionismo pero alentó el progreso y el desarrollo como pocos lo han hecho. En este caso, admito que el Radiólogo Diagnóstico y el Jefe empujaron con fuerza para seguir adelante.
“No todo lo que nos enseñan es verdad y útil para nuestros pacientes y en general para nuestras vidas”.
En tu formación, ¿qué personas y lugares han sido funadamentales?
Siempre he estado dispuesto para aprender: la curiosidad, solamente mató al gato. La curiosidad por las cosas, las novedades y lo util es una virtud que ha hecho progresar la ciencia y yo siempre he sido muy curiso. He aprendido mucho por curiosidad y procurado ser crítico positivo con lo que me enseñaban. Los gallegos solemos decir algo así como que “lo más seguro es… que vete tú a saber”. Aprender pero masticando lo aprendido y procurando una buena digestión. No todo lo que nos enseñan es verdad y útil para nuestros pacientes y en general para nuestras vidas. Una persona clave como amigo y gran profesional ha sido el Dr Wilfrido Castañeda Zuñiga. Excelente Radiologo Intervencionista y magnifica persona. El fue mi auténtico amigo y maestro, y quien me dio la oportunidad de permanecer en varias ocasuiones en su servicio en la Universidad de Minneapolis y conocer al Dr Kurt Amplatz.
¿Tienes alguna anécdota sobre tus viajes y tu formación?
Por los años 90 habia un curso sobre angioplastia en Boston organizado por el Dr. Waltman. Se presentaba una técnica incipiente para el tratamiento de la patología vascular y yo era el unico español asistente. Me impresionó Harward, el MASS General Hospital y el hospital General de Massachussetts. Allí conocí a Christos Athanasouilis, pero lo mas sorprendente fue que después de esta estancia salí convencido de que nuestros procedimientos necesitaban la ayuda de una anestesia y una droga magica “ el midazolan”.
Primero en el hopital de la Cruz Roja y después en el hospital de Getafe, tuviste muchos alumnos y médicos que fuimos a aprender contigo. ¿Te ha gustado enseñar? ¿Guardas buenos recuerdos de esos tiempos?
Si, en los dos hopitales recibíamos muchos alumnos españoles y extranjeros. Guardo especial recuerdo de Isabel Pinto, después trabajamos como compañeros en Getafe. Excelente profesional y le tengo gran cariño. También estuvo conmigo un tiempo Antonio Mainar, Juan Sanchez, José Urbano y Miguel Angel De Gregorio, con quien forjé una fructifera colaboracion en cursos de formacion de Radiologia Intervencionista, organizados por él en la Universidad de Zaragoza junto a veteriarios. Me gusta compartir los conocimientos con la gente y disfruto hablando, discutiendo los casos y procuro enseñar y aprender en estos coloquios.
Fuiste el segundo presidente de la SERVEI (1991-1993).
Bueno, no me sentí a gusto con lo que se podia haber hecho y con lo que hicimos. Creo que la Sociedad SERVEI nunca ha sabido resaltar la importancia del intervencionismo y probablemente tampoco le ha importado. No hemos sido capaces de dar la importancia que tiene nuestro trabajo dentro de la Medicina. Hemos perdido el protagonimo de lo que fuimos capaces de poner marcha. No tenemos privilegios reconocidos en la administración sanitaria y esto es una limitación importante para este trabajo. No somos especialistas de nada y las ACE (Area de Capacitacion Especifica) en todo caso, si llegan algun dia, suena a formacion profesional en tecnicas.
¿Qué es lo mejor que te ha pasado con el intervencionismo?
Saber que he podido ayudar a bastantes personas que no estaban bien de salud. Unas veces más y otras menos… Y sobre todo los amigos que he hecho y los buenos ratos que he pasado con ellos: haciendo ciencia, aprendiendo y divirtiéndonos.
¿Algun consejo o receta par recuperar la esperanza?
Trabajar en el quirofano de Radiología Intervencionista y recorrer a diario el hospital, hablado con los pacientes y con los compañeros médicos.