Los herederos de Seldinger

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“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”

A. Machado

Mucho han cambiado las cosas desde que el radiólogo sueco Sven-Ivar Seldinger describió en 1953 la técnica que lleva su nombre y que sentó las bases de la radiología vascular (1). Disciplina esta de gran auge durante el pasado siglo, que engrandeció el espectro diagnóstico de nuestra especialidad y constituyó el punto de partida de la radiología intervencionista, vislumbrada ya por algunos visionarios, verdaderos profetas, que decidieron ir más allá de las fronteras del diagnóstico vascular estableciendo el concepto de intervencionismo guiado por imagen como alternativa terapéutica a la cirugía, en cuanto a que, con los tres elementos básicos descritos por Seldinger (la aguja, la guía y el catéter), se podía acceder a las distintas cavidades y estructuras de la economía para llevar a cabo tratamientos mínimamente invasivos (2).

HEREDEROS DE SELDINGER

El término herederos de Seldinger, acuñado por el Profesor Fernando Solsona (excatedrático de Radiología y Medicina Física y Jefe del Departamento de Radiología del actual Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza) fue utilizado por primera vez por el Dr. José María Rius Chornet, Jefe del Servicio de Angiorradiología del Hospital Valle de Hebrón de Barcelona, en la conferencia inaugural de la Sección de Radiología Vascular del Congreso Nacional de la SERAM celebrado en Málaga en 1986, siendo el Dr. Manuel Maynar el coordinador de dicha sección. Si el Dr. Rius fue uno de los pioneros de la radiología vascular en nuestro país y el primer presidente de la Sociedad Española de Radiología Vascular, fundada en 1987 (véase a este respecto el excelente libro publicado por los Dres. Miguel Ángel de Gregorio y Juan Urbano con motivo del 30 aniversario de la Sociedad) (3), con múltiples discípulos diseminados por toda la geografía nacional, al Dr. Maynar, uno de sus discípulos predilectos, le cabe el honor de ser uno de los pioneros del intervencionismo vascular. Tuve el honor y el privilegio de formarme con ambos, durante 4 años como adjunto del Dr Rius en el Valle de Hebrón, y también con el Dr. Maynar, en el Virgen del Pino, en Las Palmas de Gran Canaria, donde en el año 1988 cooperé en el desarrollo del I Curso Internacional de Radiología Vascular Intervencionista como Alternativa Terapéutica, curso en vivo, que constituyó un verdadero hito en nuestro país, organizado por el Dr. Maynar conjuntamente con el Dr. Wilfrido Castañeda Zúñiga. Recuerdos entrañables que brotan directamente del corazón, que sirven a modo de introducción para aportar una serie de reflexiones personales sobre la evolución de la radiología vascular intervencionista, de lo que ha sido, de aquello en lo que se ha transformado, y en lo que los herederos de Seldinger queremos que sea en el futuro.

LA RADIOLOGÍA VASCULAR

Comencemos por la radiología vascular, antes del advenimiento de la ecografía y del TAC la angiorradiología era la técnica idónea, no solo para el diagnóstico de la patología vascular intrínseca sino también para el de otras muchas entidades patológicas a nivel torácico y abdominal, en las que el estudio angiográfico aportaba una serie de datos indirectos muy útiles para definir su posible naturaleza. En la actualidad esta vertiente diagnóstica prácticamente se ha abandonado en beneficio de técnicas menos agresivas como el Doppler, el angio TAC o la angio RM. Como contrapartida la faceta terapéutica, el intervencionismo tanto vascular como no vascular, guiado por una u otra técnica de imagen, ha experimentado avances espectaculares, que permiten considerar el concepto de tratamientos mínimamente invasivos, utilizándose incluso el término de cirugía mínimamente invasiva (4). Este extraordinario desarrollo y la cada vez más creciente complejidad de estas técnicas ha puesto de manifiesto la necesidad de una formación específica para realizarlas, con un cuerpo de doctrina definido y coherente, hecho este que ya se considera como algo prioritario desde hace años, sin que las diversas iniciativas emprendidas para proporcionar esta formación, alguna de ellas muy positiva, como las becas de la SERVEI, hayan solucionado por completo este tema. Es momento, pues, de intentar solventarlo.

Áreas de Capacitación Específica (ACE)


Una de las posibles soluciones podría estar en relación con el concepto de Áreas de Capacitación Específica (ACE).
Las ACE se definen como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes, añadidos en profundidad o en extensión, a los exigidos por el programa oficial de una o varias especialidades en Ciencias de la Salud, siempre y cuando este conjunto de competencias sea objeto de un interés asistencial, científico, social y organizativo relevante (5).
Esta formación tendría lugar en una unidad docente acreditada, mediante un ejercicio profesional programado, tutelado y evaluado, mediante sistema de residencia.

Las ACE se contemplan, pues, como instrumentos de formación especializada, por lo que inicialmente se requiere el título de especialista, con la particularidad de que a ellas puede accederse desde distintas especialidades afines. Se cursarían bajo el formato de residencia, con una duración máxima de dos años, en centros debidamente acreditados, sin generar al final del periodo formativo puesto de trabajo.

La diferencia con los diplomas de acreditación y los diplomas de acreditación avanzada, estriba en que estos implican la adquisición de una serie de competencias y requisitos de formación continuada en un área funcional específica, o incluso de competencias avanzadas para una práctica de mayor cualificación, para un periodo determinado de tiempo.

Por lo tanto, los diplomas de acreditación certifican el nivel de formación en un área funcional específica mediante actividades de formación continuada acreditada y máster, fortalecen recorridos ligados al puesto de trabajo, consolidando el valor de la formación continuada. Se renuevan cada 5 años e implican un puesto de trabajo previo.

El Ministerio de Sanidad propone las ACE como opción para lograr la superespecialización en algunas disciplinas. En la actualidad se contemplan las ACE de enfermedades infecciosas, hepatología, neonatología y cuidados paliativos.

En el caso del intervencionismo vascular y no vascular este concepto de ACE garantizaría, en mi opinión, la adecuada formación en técnicas de imagen diagnóstica, comunes al radiodiagnóstico y la superespecialización.

Como radiólogo vascular, disciplina que desempeñé durante varios años, y como presidente de la Comisión Nacional de Radiodiagnóstico, órgano asesor del Ministerio en temas de formación, creo que, tras años de espera, es el momento oportuno de afrontar este reto, es un tren que no debemos dejar pasar.

Lo importante es empezar a caminar, todos unidos, sin disensiones, la primera etapa es lograr un reconocimiento oficial de la disciplina, si es como área de capacitación específica, bienvenido sea, con un mecanismo de formación regulado y acreditado. La experiencia nos ha demostrado lo difícil que es conseguir algo así, el tiempo y el esfuerzo que requiere lograr un objetivo de esa índole.

El paso inicial es que todos los radiólogos estemos de acuerdo, trabajar en grupo, compartir ideas y conocimiento, a partir de ahí habrá que precisar el programa de formación, acreditar las unidades docentes, definir el programa de selección de candidatos…
Queda todavía mucho por hacer, pero ante esta opción de formación vía ACE debemos de ser conscientes de que es una oportunidad inmejorable para empezar a caminar y para intentar solucionar de modo definitivo un tema que lleva tiempo enquistado.

El reconocimiento como ACE puede estar a nuestro alcance, es el primer paso, luego el tiempo mostrará si se requiere o no una nueva especialidad, pero antes de esta disquisición habría que recorrer el camino del ACE.

No busquemos el momento perfecto, como expresa Ana Karenina, la protagonista de Tolstói: “Si buscas la perfección nunca estarás contento”, el momento es este, hagámoslo perfecto. No será fácil, pero habrá merecido la pena.”

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Seldinger S.: Catheter replacement of the needle in percutaneous arteriography: a new technique. Acta Radiologica 1953; 39, 5: 368-76
  • Ros Mendoza, L. H., Rius Chornet J. M.: Embolización transcatéter de arterias bronquiales. Una alternativa terapéutica en los pacientes con hemoptisis. Revista Española de Cirugía Cardíaca, Torácica y Vascular. 1988; 6, 4: 190-5.
  • De Gregorio M. A., Urbano J.: SERVEI 30 años después. Libro Blanco. 2017
  • Maynar M.: Gestión de un futuro en continua evolución. “Radiología vascular intervencionista”. Radiología. 2021; 63: 103-5.
  • Real Decreto 639/2014. BOE 6 de agosto 2014

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