Un radiólogo en la Antártida

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Diario Antártico: Día 15 de enero de 2019
"Mañana partimos hacia Argentina en vuelo regular desde Barcelona a Madrid y de Madrid a Buenos Aires. El vuelo está previsto hacia las ocho de la noche con llegada América a las cuatro de la mañana. Desde allí cambiaremos de aeropuerto y volaremos hacia Patagonia. Concretamente a Ushuaia. En Ushuaia haremos una noche y de allí partiremos en el mítico barco Hespérides hacia la Antártida… Todo esto es un sueño de adolescencia que se hace realidad en este momento. Atrás quedan las lecturas de los grandes descubridores y aventureros de la historia: Scott, Amundsen, Franklin, Nansen, Shackleton entre otros muchos así como los fantásticos libros de Julio Verne y por supuesto los viajes de Antoine de Saint- Exupéry).

Así relataba en mi diario personal ,el inicio de una aventura inolvidable en la cual participé durante tres meses como médico de la Base Antártica Española Juan Carlos I en la campaña 2018-2019. Llegar allí no es fácil y es en sí mismo ya una aventura. Tras un largo viaje hasta la Tierra de Fuego argentina partimos desde Ushuaia en el Hespérides. Rumbo sur y tras pasar el Canal de Beagle llegamos al Mar de Hoces, también conocido como Paso de Drake, tramo de mar que separa América del Sur de la Antártida y considerada por los navegantes como las aguas más tormentosas del planeta. Puedo decir que nuestra travesía fue relativamente tranquila con olas de 5 metros, vientos de 25 nudos (46 kms/hora) y alguna escora puntual de hasta 30 º que ocasionaron la caída de objetos y hacía difícil el transitar por el buque. Como prevención del mal de mar utilicé parches transdérmicos de escopolamina y comprimidos de dimenhidrinato que me permitieron un “cómodo” viaje. Al pasar los 60º Sur ya se respiraba otro ambiente: frío, nubes y algún témpano de hielo. El día 22 de enero tras 7 días desde mi salida de Barcelona llegábamos al destino y entrábamos en Bahía Sur acompañados por los primeros pingüinos y alguna ballena despistada desembarcando en la Caleta Española donde se sitúa la B.A.E Juan Carlos I. A partir de ahora como vecinos la base búlgara St Kliment Ohridsky a 1,7 km NE.

El período de estancias en las bases es el verano austral de noviembre a marzo y habitualmente son dos turnos médicos quienes se encargan de los aspectos sanitarios de la base, su logística y estar a cargo de una población potencial en máxima capacidad de hasta 40-50 personas entre personal técnico y científico. En las primeras campañas la atención médica la realizaban los médicos y enfermeros de los buques oceanográficos. La presencia de médicos en la base Juan Carlos I de forma regular consta desde 2003. La Antártida es un lugar hostil, solitario, peligroso y fascinante. Oscuro de noche donde cualquier lejana luz de un barco ofrece compañía. La Isla de Livingston está en la zona llamada tropical, libre de hielos marinos con temperaturas en verano entre los -1º y los 4º C aunque hubo semanas muy frías con precipitaciones nevosas.El viento es constante y las predicciones de los dos metereólogos de la base (AEMET) imprescindibles para planificar el día a día donde la mayoría de actividades se hacen al aire libre. No hay que olvidar que estás rodeado de mar, con una temperatura del agua que ronda los 0º y donde se hacen numerosas actividades acuáticas sobre botes neumáticos. Esto obliga a usar los trajes de supervivencia, por el riesgo de caída accidental al mar que sería prácticamente mortal, y que cuidadosamente se deben revisar y cerrar convenientemente.

El centro médico, situado en el módulo de habitabilidad, está equipado con una amplia dotación de material y medicación de múltiples especialidades en número y dosis limitadas, por lo que su gestión es vital. La gran fortuna para mí fue que además contaba con un ecógrafo en la base que me otorgó, como compañero insustituible, ayuda para un diagnóstico preciso. Hay que pensar que cualquier situación médica que pueda suponer una evacuación precisa de una costosísima logística en lo económico y en lo humano y que se puede demorar varios días. Hay que tener en cuenta que, previo rescate y traslado a la base aérea chilena Frei en la isla Rey Jorge a unas 100 millas navegando de Livingston, el Hospital más cercano está a casi 1.000 km de distancia

La preparación sanitaria de la campaña comienza en España, donde todos los participantes deben pasar un reconocimiento médico y una revisión y pruebas complementarias (analíticas, EKG, ecografía abdominal).Todo ello supervisado por el Asesor Médico del Comité Polar Español quien finalmente dará el visto bueno. A los médicos encargados se les valoran conocimientos médicos y otras habilidades que puedan ser de utilidad en lugares hostiles y de aislamiento. En general lo que se conoce como “médico de expedición”. En mi caso, como complemento a mi formación previa y años de viajero, realicé varios cursos de puesta al día en diferentes especialidades.

Fueron meses de trabajo intenso y todo ello completado con un curso de material y rescate alpino y otro básico de náutica .

Base Juan Carlos I (Isla Livingston) a vista de dron

La Antártida y, en general, los lugares alejados tienen un riesgo alto para nuestra integridad. Por ello la labor fundamental del médico es la prevención en todos los aspectos. Además, estás durante los meses de campaña permanentemente “de guardia”. A todos los grupos a su llegada se les daba una pauta de normas de higiene y prevención en relación a la protección de la radiación, viento y hidratación así como la protección ocular entre otras. También las normas de autoprotección que entre otras obligaba a todos nosotros a ir siempre acompañado fuera del campo visual del recinto y llevar una radio emisora. Los motivos de consulta médicos más habituales fueron por traumatismos, derivados del frío con un caso de congelaciones de segundo grado y oculares … Todos pudieron ser manejados sin dificultad. A destacar una pequeña epidemia de GEA que obligó a algunas medidas más incómodas, no siempre bien llevadas por todos. Nunca se debe considerar un problema menor.

El médico también asume otros roles al formar parte de la “tripulación” . Es uno más del equipo y eso permite cohesión de grupo y cierta complicidad en momentos de tensión. También mitigar en parte la sensación de soledad que se siente como médico, por no poder compartir con nadie más tu propia responsabilidad y que inevitablemente en ocasiones te obliga al aislamiento del resto para mantener una adecuada relación médico-paciente.

El Doctor Torino junto a sus compañeros

a convivencia durante meses en un lugar cerrado con múltiples normas de seguridad a cumplir, poca intimidad y ocio, clima adverso y peligros externos exige autodisciplina y generosidad y donde la relación entre nosotros se basada en la cordialidad ,respeto y tolerancia y en cualquier caso, pese a nuestra diversidad, siempre se respiraba buena predisposición. A destacar la extraordinaria labor de mando y concordia del Jefe de la Base , Joan Riba, auténtico comandante con muchas campañas a su espalda . Hay que tener en cuenta que en ocasiones se tuvo que prohibir la salida al exterior, durante varios días por fuertes vientos superiores a los 100Kms./h. o efectuar incómodas salidas para verificar la integridad de las instalaciones actividades para las cuales nunca faltaban voluntarios. Allí sólo disponíamos de what sapp escrito, dos ordenadores con internet para todos y unas horas al día para poder llamar por turnos desde la propia base con teléfono por satélite.Había que echar mano de libros, películas, juegos de mesa, o entretenerse con cualquier cosa.

Por último el trabajo del médico también era supervisar aspectos de seguridad externa, lo que vendría a ser los riesgos laborables y por otro lado la alimentación. Durante la campaña con el ir y venir de los científicos que van incorporándose y marchando, los barcos traen provisiones frescas a la base con lo cual en este sentido nunca suele haber problemas . Al final haces de camarero, limpieza, colaboras en tareas de estiba, conduces una zodiac o una moto de nieve y también participas en la logística de los propios científicos y sus proyectos.

Un lugar en el mundo con una fauna y paisajes únicos y donde por desgracia también la contaminación también ha llegado en forma de microplásticos. La naturaleza se resiste pero el hombre, en nombre de la ciencia y quizás de las últimas conquistas de forma más o menos consciente también va transformando estos últimos lugares vírgenes del planeta Tierra. Un privilegio haber podido vivir y trabajar como médico y compartir con tripulaciones en los barcos y en tierra un tiempo y espacio tan singular donde el mejor recuerdo ha sido sin duda la experiencia humana.

Las regiones polares dejan huella,en los que han luchado en ellas, cuya profundidad no se explican fácilmente los hombres que no han salido del mundo civilizado “

Ernest Shackleton (explorador polar).

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