Nuestro hombre: José Ignacio Bilbao

Lugar de Nacimiento: Bilbao, 13 de Julio de 1956
Lugar de licenciatura: 1979, Universidad de Navarra-UN (doctorado en 1988)
Formación y trabajos: Residencia en Radiología en Clínica Universidad de Navarra-CUN (1980-1983). Periodos formativos en MD Anderson Houston en 1982 y 1989. Especialista en Radiologia Vascular e Intervencionista CUN (1984-2019). Profesor Titular de Radiología.
Situación actual: Jubilado
Algún honor especial: Medalla de Oro de SERAM (Sociedad Española de Radiología Médica), Medalla de Oro de CIRSE (Cardiovascular and Interventional Radiological Society of Europe) y Medalla de Oro de ESR (European Society of Radiology). Miembro distinguido de SERVEI (Sociedad Española de Radiolgía Vascular e Intervencionista) y SIRI (Sociedad Iberoamericana de Radiología Intervencionista). Miembro de Honor de las Sociedades Francesa y Griega de Radiología. European Borad of Interventional Radiology (EBIR). Fellow of de Society of Interventional Radiology (FSIR)

Dr. José Ignacio Bilbao, ¿Cómo te gusta que te llamen José Ignacio o Nacho?
Es una buena pregunta. Hasta que vine a Pamplona mi nombre familiar era, además de algún diminutivo, “José Ignacio”. Cuando empecé la carrera, en las novatadas por mi entrada al Colegio Mayor (Larraona), alguien decidió que yo me tenía que llamar “Nacho” y así quedó (aunque reconozco que sigue sin encantarme… y tampoco a mi madre).

¿No cree que los médicos, al igual que otras vocaciones, no se jubilan nunca?
De lo que no deberíamos de jubilarnos es de ser “inquietos” y curiosos. El interés por los pacientes, por saber cómo van o por su cuidado no desaparece nunca; sin embargo, yo creo que es bueno saber cómo apartarse ayudando y, a la vez, no molestando. En la vida hay, como no puede ser de otra manera, mucho más que lo que algunos denominan como “vocación” hacia una profesión. Hay, además, como he dicho más arriba, curiosidad por aprender y escarbar en otros horizontes diferentes del del entorno médico. Me gustaría detenerme en el ahora tan en boga concepto de la “vocacionalidad”. En mi opinión, trabajar como médico es como ejercer responsablemente cualquier otra profesión, si bien es cierto que el “material” con el que trabajamos está vivo, es muy sensible y está cualificado para ser transcendente; pero eso no implica que quienes tenemos esta responsabilidad debamos de estar revestidos, para la sociedad, de un entorno “sacer”. Somos responsables, nos preparamos bien para este compromiso, y ya está. Si bien, lo reconozco, también lo vivido nos deja un poso particular indeleble pues los pacientes y sus familias nos “ceden” sus dolencias o su vida para que nosotros podamos ayudarles y consolarles y, sí, ese es nuestro compromiso que desde lo muy personal podríamos denominar algo así como “vocación aprendida”.

Por otra parte, ¿no cree usted que es un despilfarro jubilar obligatoriamente a un médico a una edad concreta, independientemente del estado de salud mental y físico?
Si, es un despilfarro. No puede ser que un día estés atendiendo a un paciente y al día siguiente estés “fuera de juego”. Está claro que tenemos que dar paso a las nuevas generaciones, que, por cierto, serán las que nos curen cuando seamos más mayores, y tenemos que saber apartarnos…. pero sin brusquedades. Un amigo me dijo un día que la jubilación es como la puerta de acceso al metro: “unidireccional” y sin retorno, y no estoy en desacuerdo, pues volver solo lo hacen los toreros y los cantantes de rock, pero eso no implica que “los que te retiran” sepan reconocer que apartarnos puede ser un desperdicio. De todas formas, reconozco que en todo este embrollo del presunto despilfarro también se deben de considerar aspectos como la vanidad (“¡con lo bueno que yo era!”) y el aburrimiento (“¡y ahora que hago yo!”). En resumen, disfruta del momento (carpe diem) y cultiva tus matices.

Tiene apellidos vascos, ¿más de 6? ¿Le gusta vivir en Pamplona?
Para ser más precisos, mis cuatro abuelos tenían “los ocho apellidos vascos”. Mis padres nacieron en Bilbao (en Deusto) y sus familias provienen de Munguía y de Bakio. Por motivos laborales familiares, vivimos en Cantabría aunque íbamos a Deusto con mucha frecuencia (“padecíamos” la Nacional 634 cada 3-6 semanas). Mis padres (ahora ya solo mi madre) volvieron a Bizkaia (Lekeitio) en los 90 y han sido tremendamente felices en su nuevo entorno. Mi infancia y primera juventud en Torrelavega-Santillana-Suances fue muy feliz y sigo yendo por allí unas 3-4 veces al año a recordar recuerdos. Vine a Pamplona con la idea de estudiar la carrera, y punto, “pero” el 9 de Marzo de 1975 conocí a una chica de clase que se llama Beatriz y hasta ahora. Nos casamos en 1981 y mi suegro me dijo que tenía que “jurar los Fueros” (y así hice a pies juntillas) pues había ventajas fiscales. Pamplona y Navarra, sus gentes (mis gentes), sus paisajes, su historia o su gastronomía constituyen un inagotable campo para dedicar tiempo y curiosidad, y a esto dedico ahora muchos de mis empeños. Por tanto, si me preguntas de donde soy me lo pones “chungo”, pues me siento bilbaíno (¡del Athletic!) por nacimiento y arraigo, cántabro (pues el poeta dijo que “la patria es la infancia”) y navarro por juramento, familia y enorme gratitud y afecto.

"Siempre he atendido a mis orígenes y he intentado trabajar para ser cada dia mejor médico".

¿Dónde ha trabajado? Cuál es el recuerdo mas bonito que guarda de su vida laboral?
Toda mi carrera profesional ha estado ligada a la Universidad de Navarra (UN). De siempre, no ya solo en la CUN si no en todos sus institutos, escuelas o facultades, se ha fomentado el trabajo multidisciplinar (lo que ahora se llama “transversal”) y, desde luego, además de muy positivo y útil, resulta tremendamente enriquecedor (pongo por ejemplo, en lo que a mi respecta, el gran proyecto, que todavía sigue, con la Escuela de Ingenieros-UN de Donosti). También todos los equipos médicos multidisciplinares en los que he tenido el enorme placer de participar. Desde 1989 he trabajado en la UN en experimentación animal y es algo que quiero resaltar, no por lo personal, si no por las facilidades que la UN ha ofrecido para poder desarrollarla de manera tan satisfactoria. Muchas preguntas han recibido acertadas respuestas en este entorno complejo y perfectamente estructurado. He trabajado en investigaciones con el CHU de Rangueil de Toulouse (TIPS), con el Instituto Bakuolev de Moscú (Conexiones vasculares directas) o “entre nosotros” (terapia génica, radioembolización, partículas embolizantes), muchas veces sin financiación oficial. El trabajo en la CUN nos deja a todos marcado en el cuidado del detalle y en la atención personal al paciente. Hay muchos recuerdos bonitos y sería un error destacar o seleccionar unos sobre otros. Creo que también es bueno recordar que la vida profesional aporta momentos duros o situaciones adversas que junto con “los bonitos”, además de con el estudio o la rica relación interpersonal, forman lo que se viene a llamar como “experiencia”. Todo va junto y, como diría aquel, es lo que te llevas. Aprovecho esta pregunta para añadir dos detalles muy importantes que también me han marcado y me llenan de orgullo. Por una parte, la gran cantidad de alumnos y discípulos a los que reconozco mi inmensa gratitud pues me han enseñado a ser mejor y en los que me veo proyectado hacia adelante y con mucho recorrido y por otra a toda la enorme cantidad de amigos y colegas de mil rincones del mundo con los que he disfrutado y trabajado tanto.

¿Cree que tanto el sistema público como el privado y la administración se preocupan de la formación médica?
Yo he trabajado siempre en una institución privada. Estoy convencido de que el sistema nacional de Salud debe de aunar los esfuerzos de “lo público y lo privado” buscando el buen cuidado y la atención/satisfacción de todos los pacientes (clientes), mejorando la salud de la población y siendo eficientes en el manejo de los recursos disponibles. Creo que la administración debe de reforzar lo que llamamos como sistema público, o mejor, quizá, sistema global, pues la sanidad, junto con la educación o la preservación de los derechos básicos (igualdad, justicia o vivienda), deben de financiarse de forma satisfactoria y suficiente y asegurarse a toda la población de manera justa, universal y equitativa.

"Estoy convencido de que el sistema nacional de Salud debe de aunar los esfuerzos de “lo público y lo privado” buscando el buen cuidado y la atención/satisfacción de todos los pacientes (clientes), mejorando la salud de la población y siendo eficientes en el manejo de los recursos disponibles".

Cree que los médicos están bien remunerados en España?
Si comparamos nuestros salarios con otras profesiones creo que éstos son correctos. Si los comparamos con los de otras naciones de nuestro entorno los salarios médicos en España son bajos. Sin embargo, me gustaría decir que no me suele gustar mucho aplicar comparativos. Por tanto, si me preguntas si los médicos “ganan bien” te diré que no. Pongo, por ejemplo, dos reflexiones ¿cómo puede ser que la hora de guardia esté pagada a unos 10 euros?, ¿cómo compensas una carrera profesional llena de esfuerzos, contínua implicación e incertidumbres? Creo también que las circunstancias económicas varían mucho entre unas comunidades y otras. No es lo mismo tener exclusividad o no, no es lo mismo tener la posibilidad de acceder a complementos salariales en el mercado disponible en una ciudad u otra. Por mencionar algún detalle, de entre otros muchos, de los que yo no he sido muy experto.

¿Cómo llegó a la radiología Intervencionista? ¿Ha tenido usted un maestro que le ha dirigido su formación o es autodidacta?
Llegué a la Medicina porque veía en la tele las series del Dr Ganon, aunque siempre me gustó lo que podría ser la Arquitectura. Durante la carrera estudié mucho, como creo que todos, pero también le dediqué “demasiado” tiempo a la Historia o al románico y a conocer mejor Navarra. Llegué a la Radiología porque me quedé fascinado por la explicación de una Radiografía de Tórax pues todo eran líneas y volúmenes. Y llegué a la Radiología Intervencionista mientras estaba en Houston aprendiendo radiología de tumores óseos; me dio tiempo para aprendérmelo todo sobre el fibroma condromixoide y colegas y de ver que con agujas y catéteres se podían “hacer muchas cosas”. Todo “casualidades” que, según dicen, es bueno estar alerta para detectarlas. Este impulso inicial, este deslumbre, tiene nombre y apellidos: Luis Alonso de Santos (también Sidney Wallace) a quien estoy agradecido de por vida. Como todos los de mi promoción que “teníamos el gusanillo” fui aprender a Nuestra Señora del Pino con Manuel Maynar (Profesor y amigo) y también pasé una inolvidable temporada en la Cruz Roja de Madrid aprendiendo con Ricardo Tobio a quien tanto respeto y agradezco. He visitado muchos hospitales para aprender procedimientos y técnicas y pongo por ejemplo que en 1986 fuimos a Nara (Japón) a aprender de Hideo Uchida lo básico sobre quimioembolización con Lipiodol. He tenido la suerte de trabajar con y aprender de Antonio Echenagusía, Paco Lecumberri, Luis Donoso o Javier Barberena, entre otros muchos.

"¿Cómo puede ser que la hora de guardia esté pagada a unos 10 euros?, ¿cómo compensas una carrera profesional llena de esfuerzos, contínua implicación e incertidumbres?"

¿De qué época de su vida tiene mas gratos recuerdos?
Tengo mil y un gratos recuerdos, pues tantos años con tanto roce generan experiencia, gratitud y afecto. Cada época tiene lo suyo y deseo decir que todavía desearía generar más gratos recuerdos para poder evocarlos más adelante. No todo es el pasado. Creo que en una sobremesa inagotable podría rememorar con orgullo, y en compañía de muchos, mil y un momentos evocadores. No me atrevo a destacar unas sobre otras pero si puedo decir que hay muchas anécdotas. Me ha tocado atender a personas socialmente muy relevantes; he tenido la fortuna de participar en los comienzos de varias modalidades terapéuticas y he tenido la oportunidad de compartir reuniones y sesiones con grandes autoridades que me han enseñado a ver más y a más distancia.

¿Se siente más radiólogo que intervencionista o es ante todo intervencionista?
No creo que la confrontación sea una estrategia adecuada. Siempre he atendido a mis orígenes y he intentado trabajar para ser cada dia mejor médico. La radiología aporta la perfección anatómica, el aprendizaje en el escrutinio de hallazgos (Paco Lecumberri decía que uno encuentra lo que busca, que busca lo que sabe y que sabe lo que estudia…..¡nada más redondo!) o el manejo de la multimodalidad. La radiología intervencionista complementa lo antes dicho con la tecnología, la asistencia directa, la artesanía o la ausencia de tiempo. Ambas poseen la atención personalizada, la necesidad de multidisciplinariedad y el compromiso. De este tronco común de afinidades nos encontramos ahora con ciertos magnetismos que nos polarizan y acompañan hacia nuevas situaciones. El diagnóstico, con la inteligencia artificial y el entorno de los “big data”, tiende a acercarse, como no puede ser de otra manera, a la genómica, la medicina nuclear o la histología, y será el núcleo de la metodología en el manejo de datos vitales para el diagnóstico, la detección, la prevención o el pronóstico de las enfermedades. El denominado “intervencionismo”, núcleo, también, de las terapias mínimamente invasivas, participará aun más en el entorno quirúrgico (… entorno curioso pues “nosotros” venimos de una especialidad básica y “ellos” vienen de un entorno cuasi-místico) en el que todos tenemos la misma responsabilidad y compromiso y necesitamos, por tanto y de tu a tu, entendernos. Solo nos diferencia un “pequeño detalle”, nosotros no hemos sido educados para la responsabilidad de la atención directa a los pacientes y desearía ahora recordar que la relación médico-paciente es un a modo de contrato bipersonal que no se debería nunca de perder (ni para los internistas, ni para los de atención primaria, ni para los cirujanos) y los intervencionistas tienen que aprender, luchar por conseguir e incorporar.Aprovecho ahora para decir que la magia del intervencionismo nos ha otorgado un don (fundamentado en el estudio y el trabajo, no nos engañemos) que es el enorme poder de innovación que nos ha empujado y empuja a encontrar fabulosos horizontes. Solo la solidificación y apuntalamiento de lo explorado y conseguido a través de la utilización de herramientas de investigación (registros, estudios comparativos o investigación básica) nos facultará, como decía Miguel Indurain, para “seguir estando ahí”, o si no, nuestros métodos constituirán, simplemente, una “interesante anécdota”.

"Me ha tocado atender a personas socialmente muy relevantes; he tenido la fortuna de participar en los comienzos de varias modalidades terapéuticas y he tenido la oportunidad de compartir reuniones y sesiones con grandes autoridades que me han enseñado a ver más y a más distancia".

¿Cree que la formación para ser radiólogo intervencionista es la idónea? Como conoce, en este país no hay garantías de control ni de formación en a actividad intervencionista. El radiólogo o el medico que disponga de medios puede hacer una biopsia, un drenaje, una fibrinolisis, un endograft. ¿Sería necesario control y organización de la administración, de las sociedades?
Esta es otra ristra (creo que así dicen en Brea, su pueblo natal) de preguntas. No es que yo lo crea, es un hecho cierto que la imagen diagnóstica debe de ser enseñada en las Facultades por los que más saben de ella y que, en la mayor parte de las ocasiones, corresponde a los radiólogos. Y me parece que no siempre es así, pues sigo pensando que, en general, deberíamos de ser más activos en el campo de la docencia universitaria. Además, tengo certezas para poder responder que la radiología intervencionista no forma parte del programa formativo de muchas Facultades españoles o europeas. ¿Por qué? Pues quizá porque no participamos, o influimos poco, en los órganos de decisión. Quizá también porque la asistencia clínica regulada y urgente nos absorbe de tal manera que nos deja poco tiempo para otras actividades. En mi opinión, cualquier conocimiento especializado que tenga cuerpo y contenido debe de ser estudiado y enseñado. Si no somos capaces de transmitirlo éste se perderá, diluirá o irá a otras manos. Por tanto, creo que la formación supone algo tan “sencillo” como un proceso que requiere buenos y comprometidos profesores y buenos alumnos.Está claro que los contenidos que se enseñen en las Facultades y Hospitales deben de estar coordinados con otras asignaturas y su calidad estará continuamente controlada por evaluaciones externas. La formación impartida en cada unidad debe de seguir un patrón homogéneo para toda la nación. Por tanto, las Sociedades Científicas juegan un papel importante para la motivación, estructuración y evaluación de estas actividades.

¿Tiene algún plan especial plan los próximos diez años?
Disfrutar todo lo que pueda con la familia, ver cómo crecen los nietos y mejorar en la cocina. Es curioso pero muchos intervencionistas tenemos un “cocinerito” dentro; será quizá porque la cocina es creativa, porque maneja recursos materiales o técnicos o porque los resultados y el proceso son evaluados “de manera totalmente multidisciplinar” entre familiares y amigos. No lo se bien pero el hecho es que a mi me gusta y a mi familia también. Siempre he tenido una querencia especial hacia todo lo que rodea el arte y la historia, con especial predilección por el Medievo y el románico (¡esas iglesias de Palencia, Burgos o León…!). No creo que me vaya a matricular en Cursos o Programas pues entiendo más ese tirón como algo muy personal y poco tendente a estar estructurado. Y, por último, “carpe diem”! Ya no es el momento, en mi opinión, para iniciar proyectos complejos, pero si para cultivar la observación y el disfrute del momento.

¿Qué receta diaria e un joven intervencionista que empezase ahora. ¿Tiene alguna receta para la RI en general?
Que el futuro es suyo, que sean audaces, que se impliquen y que se formen bien. También que respeten el tiempo de los demás y que el ocio, en la vida, es tan importante como el negocio.

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