José García Medina, premio honorífico de SERVEI

El Dr. José García-Medina ha sido distinguido con el Premio de Honor durante el XIX Congreso de la SERVEI, celebrado en Pamplona en 2025. Este prestigioso galardón reconoce su brillante trayectoria profesional y su excepcional dedicación a la Radiología Vascular e Intervencionista a lo largo de más de tres décadas.

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Murcia en 1982 y Doctor en Medicina en 1994, el Dr. García- Medina ha compaginado su intensa actividad clínica con la docencia, siendo profesor asociado por concurso de méritos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia. Su vocación formativa se ha plasmado en la autoría de varios libros de Radiología Intervencionista, así como en la coautoría de capítulos en obras de referencia.

Además, ha participado de forma activa en numerosos congresos nacionales e internacionales, contribuyendo al avance y difusión de la especialidad.

Su compromiso con la profesión se refleja también en su implicación en la gestión científica, habiendo formado parte de juntas directivas de diversas sociedades científicas.

Con este reconocimiento, la SERVEI rinde homenaje a una figura clave en el desarrollo de la Radiología Intervencionista en España, cuyo ejemplo de honestidad, rigor, humildad y pasión por el paciente ha inspirado y seguirá inspirando a las nuevas generaciones de especialistas.

Para empezar una pregunta “fácil”, ¿cómo prefiere que le llamemos José o Pepe?
Yo prefiero que me llamen Pepe.

¿Dónde nació y pasó su infancia?
Nací en Murcia capital, aunque parte de mi infancia la pasé en Valencia ya que mi padre era valenciano. Al ser mi madre de Murcia, siempre me sentí mitad valenciano, mitad murciano. En definitiva, me he considerado, por encima de todo, una persona del Mediterráneo.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos de juventud?
Tengo muchos y buenos recuerdos de mi juventud: mis veranos en Benidorm, ciudad que vi crecer año tras año y en donde hice amistades profundas que aún conservo; mis viajes en interrail por Europa con mi hermano Vicente, y los innumerables momentos que viví con mi padre, el Dr. Zarandieta, al que adoraba, y que influyó mucho en mi personalidad y manera de ver la vida; él fue mi gran mentor durante mi juventud. Por desgracia, falleció joven y no pude compartir con él mis experiencias vitales posteriores.

¿Dónde se licencio en medicina y en qué año?
Me licencié en Murcia en 1982. En realidad, acabé Medicina siendo dos años mayor que mis compañeros de promoción, ya que, antes, había estado estudiando Arquitectura en Valencia, carrera que tuve que abandonar debido a los estrictos programas que había en esos años para poder completar sus estudios. De todas formas, Medicina era mi segunda opción vocacional y por eso hice el cambio sin ningún tipo de frustración. También comencé la carrera de Filología Hispánica al terminar Medicina, pues la literatura también es otra de mis debilidades, pero el trabajo como médico no me dejó tiempo para terminarla.

¿Cuál fue el tema de sus tesis doctoral?
Mi tesis doctoral se tituló “Angioplastia transluminal percutánea en aorta infrarrenal y en arterias de miembros inferiores”, que me dirigió el profesor Maynar y cuya defensa la realicé en la Facultad de Medicina de Murcia en 1994. Tras la Tesis, y basándome no en sus resultados sino en su tema, publiqué mi primer libro de RxVI sobre MMII, el conocido como “libro amarillo”.

¿Por qué se hizo radiólogo intervencionista? ¿Se siente más radiólogo o más intervencionista?
En realidad, yo quería ser patólogo.Durante la carrera fui alumno interno de Anatomía Patológica. Pero llegado el momento de la verdad, al tener que elegir especialidad, una vez aprobado el MIR, la tradición familiar (mis dos abuelos, mi padre y mi hermano eran radiólogos) tiró de mí y elegí Radiología en el hospital de la Arrixaca de Murcia. Sin embargo, pronto me di cuenta de que me había equivocado y que la radiología me resultaba aburrida. Afortunadamente, supe de la existencia de la Unidad del Dr. Maynar en Las Palmas de Gran Canaria y descubrí la Radiología Vascular Intervencionista, la cual me atrapó inmediatamente, y así conseguí formarme durante los años de MIR de R3 y de R4 en Las Palmas de Gran Canaria como radiólogo vascular intervencionista. Creo que con esto respondo sobre mi verdadera predilección.

¿Quién o quiénes han sido sus maestros? ¿Hay alguna persona que recuerde de forma especial?
Siempre hablando de la radiología vascular intervencionista, obviamente, mi primer gran maestro fue el Dr. Manuel Maynar, que me infundió el entusiasmo por esta especialidad (recalco lo de “especialidad”). A él le añado mi gran amigo el Dr. Juan María Pulido-Duque, que me transmitió durante mi estancia en Las Palmas la importancia del sentido clínico en nuestro trabajo diario. Pero con quien realmente aprendí todo lo que se, fue con el Dr. Moisés Casal durante los ocho años que compartimos juntos en el Hospital Xeral de Vigo; él fue mi principal maestro y prácticamente lo que soy como radiólogo vascular se lo debo a él. Más adelante, cuando empecé a interesarme por los accesos vasculares de hemodiálisis, conocí al que fue mi maestro en este campo, el Dr. Luc Turmel-Rodrigues, con el que he mantenido un reciclaje permanente durante más de veinte años y que es, además, uno de mis mejores amigos.

¿Cómo ve la RI en la actualidad?
La veo apasionante. Observo a los jóvenes y me dan envidia sana, dado que tienen a su alcance un arsenal que nosotros no teníamos hace más de treinta años. Los instrumentos que proporciona la tecnología actual han enriquecido muchísimo nuestra especialidad; los materiales son muy variados y precisos; han emergido técnicas de tratamiento nuevas muy prometedoras. Comprendo que las vocaciones por la RxVI hayan crecido exponencialmente en los últimos años. Por poner un pero, sentir que no hayamos sido una especialidad “independiente” de la Radiología: si lo hubiéramos conseguido, habríamos sido imparables.

¿Cuáles cree que son los problemas a superar?
En mi opinión, el principal problema está en la dependencia que tenemos con los servicios de radiología, cuyos jefes o jefas nos pueden manipular a su conveniencia, principalmente a los más jóvenes. Esto obliga a ser diplomáticos con ellos y a tener que estar atados a sus normas. Dadas las circunstancias, y en vista de que no conseguimos ser una especialidad, solo queda tener suerte y caer en un servicio de rayos que tenga un jefe que “te deje trabajar”. El potencial que tenemos los radiólogos vasculares es cada vez mayor, y los jefes de radiología lo saben. A mí ya me queda poco de vida profesional, pero me da pena por los jóvenes. Por eso, creo que una SERVEI fuerte, con unas Juntas Directivas audaces y combativas es la mejor manera de contrarrestar esta fuerza de la radiología convencional.

¿Cómo ve el futuro de la RI?
El futuro, en lo que se refiere al hecho de trabajar en esta parte de la medicina, es innegable que tiene que seguir existiendo, porque la RxVI es útil y necesaria. Otro cantar es la manera en la que se va a engranar en las estructuras organizativas de los hospitales. Todo dependerá de la fuerza individual y colectiva que tengan nuestros especialistas vasculares intervencionistas.

La SERVEI le nombra socio honorario ¿Cómo se siente?
Me siento muy honrado y feliz. Es un reconocimiento de mi principal sociedad científica, la SERVEI, a mi esfuerzo y dedicación durante los treinta y cinco años que llevo como radiólogo vascular intervencionista. Estoy muy agradecido a la actual Junta Directiva encabezada por el Dr. José María Abadal por haber pensado en mí y también al profesor Miguel Ángel de Gregorio, porque me consta que ha mostrado interés porque así se me reconozca. Así que, muchísimas gracias.

¿Qué significa para usted ser Socio honorario?
Significa mucho. Y me explico: no siempre todo fue un camino de rosas desde que empecé a dedicarme a la RxVI; en ocasiones, sufrí desaires profesionales, tanto en mi tierra como fuera de ella, que hicieron que me sintiera mal. Por eso, recibir este galardón me reconforta y me hace olvidar los malos momentos. En definitiva, la vida es eso, una mezcla de lo bueno y lo malo; y quedarse al final con lo bueno te limpia la mente de los recuerdos no gratos.

¿Algún consejo a los jóvenes para que algún día obtengan este honor?
A los jóvenes les daría los mismos consejos que les doy a mis hijos: que sean honestos y rigurosos en su trabajo; que intenten formarse muy bien y, si pueden, aprendiendo de los mejores; que sean humildes y aparquen sus egos porque la soberbia es un veneno que puede afectar al cuidado de nuestros pacientes; que disfruten con lo que hacen.

Y, por último, que respeten a los seniors, a los que somos mayores, que aprovechen nuestra experiencia y que se acerquen a nosotros con naturalidad. Si consiguen estos objetivos, es indudable que acabarán siendo unos magníficos radiólogos vasculares intervencionistas.

Muchas gracias Dr. García-Medina por su tiempo y decicación.
Muchas gracias a vosotros, ha sido todo un placer pasar de nuevo por aquí, por MinInvas News.

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